viernes, 26 de marzo de 2010

VAMONOS DE MARCHA

Hay una pregunta que todos nuestros padres se han hecho alguna vez:
"¿Qué hacen nuestros hijos cuando salen de marcha?".
Y no me extraña, porque cuando nosotros salimos por la puerta nos dicen:
--¿A dónde vas, hijo?
Y nosotros:
--Pues... Por ahí.
--¿Y con quién?
--Pues... con una gente.
--¿Y qué vais a hacer?
--Pues... dar una vuelta
¿Y sabéis por qué somos tan inconcretos? Pues por una gran verdad que todos sabemos, pero ninguno se atreve a reconocer. Y como yo esto de la juventud lo estoy dejando, me da igual y lo digo: el 99,95% de las veces que sales de marcha es un coñazo. ¿Pero por qué seguimos saliendo?
Pues porque siempre pensamos: "¿Si no salgo... y luego pasa algo emocionante...? Y, sobre todo, ¿y si ligo?". Sí, porque no falla: basta que un día no salgas, para que te digan tus amigos:

--¡Tío! ¡Ayer fue la leche...! Acabamos con unas finlandesas bailando en un tren de lavado.

Y tú pensando: "Joder, y yo como un imbécil en casa viendo La Noria o cotilleando Tuentis...". Así que, claro, el sábado siguiente, aunque pienses que va a ser un rollo, sales. Y esto es lo que realmente ocurre en casi todas las noches de marcha: diez de la noche. Quedas con toda la peña para cenar. Y siempre se innovan 20 restaurantes para ir, ¿Y al final donde vamos? Al Paco Feria a tomar las mismas tapas que siempre...
Acaba la cena. Y siempre me surge la misma pregunta: ¿por qué no se decide el sitio adonde ir a tomar la copa durante la cena? Pues no, hay que decidirlo en la calle, muerto de frío: --¿Y si vamos a Antique?--Uy, no, Antique no, que estará hasta arriba.--Bueno, ¿y si vamos a Boss?--Noo, Boss no, que la música es muy mala... ¿Y al final cómo se resuelve esto? Pues como siempre, con indefinición.
De repente alguien tiene una idea brillante:
--Oye, vamos al centro y allí vemos...
Y esta frase es mágica: convence a todo el mundo.
Una de la mañana. Llegas al centro y hay que encontrar aparcamiento.
Y vale cualquier sitio con tal de que quepa el coche: en un vado, encima de la acera, dentro de un contenedor... Y por primera vez en toda la noche, sientes que estás de marcha. Sí, porque tienes que andar cuatro kilómetros desde donde aparcas hasta la discoteca o antro.
Las dos menos cuarto. Por fin llegas, y ya, tranquilamente, puedes... ponerte a hacer cola. Las colas de las discotecas son las únicas que haces sin saber si al final te van a dejar entrar.
¿Se imaginan hacer cola en la frutería y que al final no te vendieran los kiwis? "No, a usted no le vendo kiwis, que lleva calcetines blancos, ¡el siguiente!". Pero si tienes suerte, a las dos y cuarto consigues entrar.

Y pasas de la marcha al rafting. Sí, porque en las discotecas, la gente se organiza en riachuelos. Y tú te colocas en uno, pensando que va a la barra y de pronto te ves en la puerta del baño: ¡mierda! Y ves que todos tus amigos han cogido el que va a la barra. Así que intentas avanzar contra corriente, pero no puedes... y les gritas:--¡Voy al baño pero no os movááááis de ahíííí! Pero no cuentas con que las discotecas tienen una capacidad de movimiento propiia, como las mareas. Y cuando por fin llegas a la barra, tus amigos han sido trasladados a veinte metros. Y en ese momento empiezas a acordarte de lo bien que se está en tu camita... pero vuelves a caer en la trampa: no me voy, que deben de estar a punto de aparecer las finlandesas con una ficha para el tren de lavado.
Así que continúas la expedición, y después de media hora consigues llegar hasta ellos, con la copa en lo alto, como si fuera un trofeo, y te dicen:
--Bébete eso rápido, que nos vamos a otro sitio.
--¡¿A otro sitio?!
--Sí, ¿a dónde te apetece a ti?
--A mí, con lo que me ha costado conseguir la copa, ¡a la Plaza Nueva a celebrarlo!
Pero salta uno:
--Vamos a After Power: cierra a las 10 de la mañana.
Así que después de estar toda la noche por ahí, sudando, bebiendo y fumando, acabas en un sitio lleno de gente sudada, bebida y fumada. Sí, porque no es muy difícil saber qué tipo de gente vamos a un sitio que cierra a las 10 de la mañana: los que no hemos pillado en toda la noche y vamos pensando:
"Me quedan dos horas para pillar, voy a machete. Me vale lo que sea, si pesa más de 30 kilos y se mueve... Ahora, si es aquí donde pillaron mis colegas a las finlandesas, no me extraña que las llevaran al tren de lavado".
Al final sales de allí a las 10 de la mañana, sin haberte comido nada. Y de pronto ves en la puerta... un puesto de bocatas de jamón. Que no es ibérico, que no es de bellota. Yo creo que ni siquiera es jamón, pero a esa hora te comerías un guarda jurado.

En fin, que si no sabían lo que es salir de marcha, yo se lo resumo:

Dos horas discutiendo con tus amigos, Una hora criticando al colega que no salió, hora y media aparcando, 45 minutos caminando, hora y veinte haciendo cola, y media hora vomitando.

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